22 febrero 2009

Odisea especial VII

(Capítulos anteriores de Odisea especial. Aquí mismo)
  • ¡Wow, me encanta tu nave! Es cantidad de radical. Me recuerda a aquellos diseños minimalistas de finales del siglo XX. Ufff como debes de epatar a todo a la beatiful interplanetaria con esta sencilla, pero super-rotunda aerolágrima.
  • Nada especial, Fluxus. No nos quedó más remedio que usar la nave auxiliar cuando los malos atacaron a El Burlador de Hebillas y tuvimos que salir volando de aquel infierno.
  • ¡Qué vida la tuya, Moaña! Perseguido con saña por casposos montaraces y la chusma chusquera, siempre consigues salir de apuros con austero donaire. Eres el mejor y tú lo sabes.
  • Bueno vale, déjate de elogios y cuenta a mis amigos como los de la tribu indie llegasteis hasta aquí.
  • Bah no es nada especial, con nosotros pasó lo que ha pasado otras veces: el rancio cutrerío pretende que todos seamos un ejército de almas rutinarias y no pueden soportar a los que no entramos en sus hechuras. Desde que el modorrismo llegó al poder, ( ver El héroe pálido) fuimos despreciados, humillados y vilipendiados sin cesar. Nos llamaban frikóticos, se reían de nosotros y nos querían hacer ingresar en centros de reeducación. ¿Has visto alguna vez semejante trato a la creme de la creme?
  • Tiempos duros para la originalidad, amigo Flexus. Está mal visto romper las filas y mantener el propio paso.
  • No somos audaces, Moaña, nuestra única bandera es la modernidad. Modernidad de corazón y espíritu. A ella nos entregamos y no a una pandilla de marsupiales militarizados que querían hacernos picadillo a base de rastreras consignas. La opción era clara, o nos reconvertíamos a la sencillez tontuna o nos obligaban a exiliarnos a una esquinada y destartalada luna de Saturno que aquella gente "generosa" nos ofrecía colonizar para su beneficio. Todos a una, decidimos coger nuestros cachivaches y embarcarnos en aquella nave de transporte de ganado El Apalanque-09. Por supuesto, los muy cochinos se quedaron con nuestras propiedades y muchas de nuestras obras artísticas fueron quemadas en enormes kermeses tribales para satisfacer el apetito sanguinario de la sarnosa plebe. Llegamos hasta este tenebroso lugar después de latosas aventuras y desde entonces hemos tenido que levantarlo hasta convertirlo y solo en siete años en la nueva Atenas interplanetaria. Fue duro, no veáis lo que nos costó convencer a los maniquíes de que la última tendencia era trabajar como pioneros espaciales.
  • ¿Maniquíes¿ ¿A qué te refieres?
  • A ver, junto a nosotros, auténticos y legítimos creadores, se vinieron una legión de fashion victims a los que denominamos maniquíes por su facilidad para cambiar de moda cada poco tiempo. Para ellos, nuestra obligada partida, era una ocasión pintiparada para estar cerca de los artistas y los estilos que adoraban. Es cierto que antes de venir desertaron muchos -una cosa es amar lo más in del momento y otra bien distinta perder el pellejo en el intento- pero aún así hubo muchos voluntarios, en una proporción de cinco de ellos por cada uno de nosotros. Al llegar aquí y encontrarnos en un lugar tan ruinoso- sólo un montón de hangares abandonados, un pequeño invernadero y las grutas bajo tierra- tuvimos que inventar una estratagema para que trabajasen en la reconstrucción, mientras nosotros nos dedicábamos a pulir nuestra creatividad. Así les convencimos de que lo más chic en aquel instante era currar de sol a sol como colono espacial. Fue un duro trabajo para aquellos muchachos y a veces pensamos que terminarían desfalleciendo, pero supimos traducir todo su entusiasmo en una tarea útil. Luego por las noches, después de la ardua jornada, les obsequiábamos con nuestros shows habituales: conciertos, recitales, performances y happenings, teatro de participación, exposiciones etc... De esa manera cubrimos sus necesidades culturalistas amén de proporcionarles un consuelo a sus fatigados cuerpos. Ahora las cosas han mejorado, nuestro espectáculos son reconocidos en todo el sistema solar y gracias a los royalties que nos proporcionan, llevamos una vida tranquila y artísticamente ejemplar. Eso no es óbice para sentirnos muy contentos por la visita de compatriotas como tú, maravilloso Moaña, y más cuando vienes acompañado de este matrimonio tan simpático.
  • ¿Matrimonio, Moaña?? dile a este petimetre amanerado que Adrianciño y yo sólo somos pareja de hecho.
  • ¡Qué más da mujer! No le vayamos a estropear su narración, que le ha quedado muy linda.
  • Sigues siendo un pelanas, Comandante Adrián Touriñán. Un pelanas con galones pero un pelanas al fin y al cabo.
  • Amigos, os pido por favor que dejéis de discutir. Esta gente es muy sofisticada y odia las discusiones no eruditas y las conversaciones soeces. Además nos acaban de invitar a un lunch. Imagino que estaréis muy hambrientos después de tantas zozobras.
  • No sé que decirte, Moaña. Las fiestas de estos modernillos siempre dejan mucho que desear. Mucho canapé vanguardista y emperifollado pero poca sustancia debajo. Llevamos una semana sin comer nada decente, caray.
  • Diles que te pongan el cocidito que te preparaba tu mamá, Adrianciño bonito.
  • Ya basta de sarcasmos, Virtuditas. La única forma que tenemos de salir de este agujero es que consigamos una nave y sólo ellos nos la pueden proporcionar.
  • Hombre tenías que ser, Moaña. Robémosla sin más y no le hagamos el paripé a estos lechuginos engreídos tan encantados, pobrecitos míos, de haberse conocido.

18 febrero 2009

Desde el país inexistente



EL PROFETA



DOMINGO DE RAMOS



EL SALVADOR



EL CREDO



LAS CEREMONIAS



LOS APóSTOLES



EL ÚLTIMO SERMÓN



LOS CREYENTES



LAS SECUELAS


14 febrero 2009

Doble Woody


  • Me has despertado. ¿Quién eres?
  • ¿No me reconoces?
  • ¡Vaya hora para acertijos! A ver: gafas de pasta, camisa a cuadros, pantalón de pana, calva incipiente, chaqueta de lana. Humm me resultas familiar pero ahora no caigo.
  • ¡Venga! ¿No te reconoces a ti mismo con treinta y cinco años menos?
  • ¡Qué bueno! Tú eres el jovencito Woody Allen.
  • Exacto y tú el viejo. Más acabado de lo que pudiera imaginarme.
  • Un respeto, estás hablando con un clásico de nuestro tiempo.
  • ¿Un clásico de nuestro tiempo? ¿Por eso vives a todo trapo en esta suite del mejor hotel de Londres?
  • ¿Qué hay de malo? Los europeos me adoran, me premian y me permiten seguir haciendo películas.
  • Sí, estoy enterado. La popularidad que conseguiste en Europa haciendo prestigiosas películas baratas, te sirve ahora para que en el viejo continente te den dinero para hacer películas caras, pero, caray, muy malas.
  • ¡Qué San Charles Dickens me proteja! ¿Eres el espíritu de las Navidades pasadas de Ebenezer Scrooge? ¿Tan viejo estoy ya?
  • Hombre Woody senior, estás mayor, eres un viejo verde -esa rubia te tiene loco- y te gusta más la fama y el lujo que a la tal Paris Hilton. ¿Dónde quedo el inconformista descreído, sarcástico y burlón?
  • No lo sé, se habrá escapado con mi juventud. Hacía buenas migas con ella.
  • Bah, siempre te gustó la buena vida. En mis tiempos, cuando hablabas del sexo, de la muerte o de Dios parecías profundo. Todo era una pose, reconócelo. Copiabas el estilo que veías en las películas europeas para que se olvidaran del chiquillo judío de clase media de Brooklyn. Venir a Europa no ha sido bueno para ti, pueden descubrir la impostura. La copia siempre queda en evidencia ante el original. Vuelve a casa.
  • Estoy viejo y necesito reposo. Europa es mi descanso. Además tú ya estás muerto. La juventud cuando se marcha nunca vuelve, si lo hace es en forma de pesadilla o para cobrar deudas del pasado. Toma, dime una cantidad y te firmo un cheque.
  • Olvídalo. Buena suerte, Woody senior.
  • Cuídate mucho, Woody joven. Algún día nos veremos.
  • Seguro. Algún día.

08 febrero 2009

Condenado privilegiado


  • Soy el capellán de esta prisión y vengo a ofrecerle mi asistencia espiritual.
  • Eso fijo quiere decir que me queda poco tiempo de vida.
  • No debe preocuparse, lo importante ahora es que su alma pecadora se reconcilie con el Señor.
  • No tengo alma pecadora, no he matado a nadie ni he cometido ninguna otra clase de crimen para merecer esta suerte.
  • Usted ha sido condenado por no asistir a ninguna sesión de cine español en los últimos cinco años. Sabe bien que eso sobrepasa con creces los límites permitidos por la ley y lleva aparejado la imposición de la pena capital.
  • Es una majadería, no se puede matar a un hombre por algo así.
  • La legislación vigente es muy estricta, hay que proteger nuestra industria cultural frente al imperialismo multinacional uniformador.
  • ¿Pero por qué tenemos que sufrirlo las personas corrientes? Es demasiado aterrador. No podré soportarlo, me va a ver todo el mundo en ese trance. Vaya espectáculo tan deplorable.
  • No va a ser retransmitido por televisión, esté tranquilo. El gobierno actual pretende que las ejecuciones se hagan a la manera tradicional. Asistirán solamente el alcaide, una pareja de la Guardia Civil, su abogado, el juez, el verdugo y yo mismo como capellán. Si hubiera visto más cine español conocería el procedimiento y no tendría que ofrecerle yo estas aclaraciones.
  • ¿Va a ser entonces todo muy Made in Spain?
  • Sí, se quiere hacer a la antigua usanza. Se ha consultado a antropólogos e historiadores y se ha restaurado un garrote vil del siglo XIX. Todo va a ser genuino y muy propio de nuestra idiosincrasia nacional. Ya verá que interesante. No sé si sabe como funciona el garrote vil: lleva un tornillo que se clava en la …
  • ¡No sea tan informativo! Me hago cargo.
  • Caballero es usted un privilegiado y no se debería de lamentar, era el peligro al que se exponía cuando dejó de ver nuestras gloriosas películas. No podía ignorar que el gobierno había ejecutado con anterioridad a todos los internautas que descargaban películas nacionales ilegalmente.
  • No hubo tantas ejecuciones, el cine español era por entonces tan malo que pocas personas descargaban películas. Aunque me temí lo peor cuando algunas asociaciones de protección intelectual, con sus ingresos astronómicos,crearon un ejército secreto para llegar al poder.
  • El nuevo gobierno tomó medidas ejemplarizantes, nuestro cine está hora en su mejor momento.
  • ¿Se refiere al hecho de hacer obligatoria la asistencia a las salas a través de llamamientos públicos y luego pasando lista en cada una de las proyecciones?
  • Lo cierto es que consiguieron que todo el mundo asistiese sin apenas deserciones.
  • Claro, obligando a justificar documentalmente las faltas y sin librarse por ello de una buena multa.
  • Reconozca cuando menos que su caso es escandaloso. Si al menos hubiera visto una gala completa de los Goyas podría haber obtenido una indulgencia papal.
  • No entiendo a la Iglesia ¿Cómo se han aliado con los que antes tachaban de impíos e inmorales?
  • Hijo mío, somos humanos, dependemos demasiado de las subvenciones y de nuestros magros sueldos. No nos podemos quejar con este gobierno tan opulento y bien dispuesto a gratificarnos por ofrecerles la debida bendición a sus actos.
  • Siempre el dinero. Por el dinero ustedes hasta podrían cuestionarse la existencia del más allá.
  • No diga eso hermano. El más allá es una necesidad frente a tanta tormentosa actualidad. Necesitamos un cielo consolador después de asistir a esta mala película.
  • ¿Quizás española?

03 febrero 2009

Cruel España


En una de esas grutas en que los excursionistas adoran perderse para ver si sus familiares les quieren lo suficiente como para montar una expedición de rescate, un espeleólogo encontró un día una pintura en una pared. Tenía todas las trazas de ser muy primitiva y en ella aparecían las siluetas de un grupo de personas formando un corro y con los brazos en alto. Rápidamente avisó a las autoridades locales y éstas enviaron a un grupo de especialistas para estudiar la cueva. Gracias al carbono 14, los arqueólogos dataron la pintura como perteneciente al Paleolítico Superior, milenio más milenio menos que la archifamosa cueva de Altamira.

Cuando llegó la noticia al gobierno de la Comunidad Autónoma
hubo gran regocijo. No era para menos, llevaban muchos años buscando signos identitarios que les diferenciase de la cruel España. Por desgracia, no disponían de los restos de un roble bajo el que salvajes señores medievales juraban respetar los fueros que luego iban a desobedecer. Tampoco tenían un himno cantando las glorias de unos segadores tan afrentados que habían pasado por la hoz a los ciudadanos que pretendieron hacerles frente. Ni tan siquiera contaban con una poetisa tierna pero llorica con la que derramar lágrimas por la suerte de tanto paisano maltratado en la, sin duda, siempre cruel España.
Aquel descubrimiento era un milagro y un gobierno atento y digno de tal nombre debía hacer algo al respecto. Fue un año en que se contrataron a menos arquitectos extranjeros para hacer utópicos proyectos urbanísticos, se hicieron menos monumentos conmemorativos, se redujeron a un máximo de 150 el número de personas que podían ir a misiones comerciales a lugares exóticos y se construyeron menos viviendas de protección oficial. En cambió se diseñó un macro proyecto ambicioso para identificar las hasta entonces desconocidas raíces culturales diferenciadas de aquella Comunidad. Hubo congresos, exposiciones, se trajeron
a los más formidables especialistas en pintura rupestre y paleoantropología y finalmente se decidió montar una expedición internacional para que iniciase una exploración sistemática de la cueva.

En un clima de expectación inusitada llegó el momento soñado por todos. La televisión autonómica cubrió la entrada del equipo e incluso el Presidente de la Comunidad se sumo a la fiesta colocándose un casco de espeleólogo delante de las cámaras. Luego la Orquesta Autonómica y la Coral Patriótica estrenaron la Sinfonía de la Cueva de Churrimía.
Pasaron los días y pronto llegaron de allí dentro noticias esperanzadoras. Se hablaba del hallazgo de un gran sala repleta de dibujos y policromías. Fuera el entusiasmo cultural causaba estragos sólo parangonables a los habidos cuando el club futbolístico de la capital autonómica ganaba la Liga, la Copa o la Supercopa de la detestable y siempre cruel España. En pleno éxtasis patriótico, un vetusto erudito folklorista, miembro nonagenario de la Real Academia Autonómica creyó ver en la pintura primeriza, un antecedente prehistórico de las danzas populares que habían hecho famosa a la comunidad en los festejos de la detestable y por supuesto cruel España. Fue el acabose. No se hablaba de otra cosa e incluso el presidente del superclub glorioso -honrado patriota y enriquecido constructor gracias al trabajo de elementos procedentes de la abyecta y cruel España- pensó en cambiar el nombre de la basílica futbolística y llamarle Estadio Nacional de la Cueva de Churrimía.
Pero amigos, al caprichoso destino le gusta jugar con las paradojas y los investigadores se encontraron allá abajo y cuando menos lo esperaban, que Dios les perdone, al lado de pinturas de bisontes, ciervos y otra clase de animales paleolíticamente patrióticos, el dibujo oscuro, obsceno y algo trágico de un hermoso torito bravo, muy semejante a aquel de Osborne que fecunda nuestras carreteras recordándonos como se las gasta la horripilantemente cruel España.


La sorpresa fue mayúscula. El investigador que lo encontró se puso nervioso y sus nervios pasaron en riguroso orden jerárquico al funcionario jefe de la expedición, al Director General correspondiente, al Subconsejero General Técnico, al Consejero de Cultura y finalmente al Presidente de la Autonomía que puso el grito en el cielo y transmitió su enfado en riguroso orden descendiente al Consejero de Cultura, al Subconsejero General Técnico, al Director General, al funcionario jefe de la Expedición, al investigador y de éste al currito albañil que sostenía la linterna con la sonrisa amarga y ruin propia de los nacidos en la hosca y eternamente cruel España.